Pensamiento creativo

El pensamiento creativo es un talento que poseemos todos los seres humanos; sin embargo, algunos lo ejercitan más que otros. Desde el punto de vista educativo, este tipo de reflexión puede ser fortalecido a través de diversos medios.

En este artículo  quiero referirme a los conceptos básicos del pensamiento creativo, su importancia y algunas estrategias didácticas relevantes que pueden ser utilizadas en el aula para su efectividad.

Durante décadas, investigadores y pedagogos han estudiado este aspecto, considerado una de las habilidades del siglo XXI. Sin embargo, en educación, los programas y políticas educativas no asumen el valor esencial de la creatividad en la formación profesional.

De Bono (2016) considera al pensamiento creativo como una habilidad posible de aprender, al igual que las matemáticas o la música, negando la idea de que la creatividad es tarea solo de personas talentosas o con cierto grado de locura.

La creatividad permite ser proactivos y escudriñar nuevas alternativas ante determinadas situaciones que van más allá de las ya conocidas; por lo tanto, es necesaria e imprescindible en nuestras vidas.

También se puede definir el pensamiento creativo como la capacidad innata que tiene todo ser humano de resolver problemas, tomar apropiadas decisiones y entender que ante una dificultad no solo existe una posible solución sino muchas. Sin embargo, debido al sistema educativo, vamos perdiendo esta capacidad a medida que crecemos.

Impulsar el pensamiento creativo en los niños y las niñas, es guiarlos a ser más autónomos, más resilientes y potenciales líderes para la sociedad, tarea que empieza en el hogar y continúa en la escuela.

Pensar de modo creativo se relaciona estrechamente con la capacidad de crear, imaginar algo nuevo, apartándose de lo habitual. A su vez, tiene que ver con utilizar la razón y la pasión, para percibir la realidad con otra mirada, declarando ideas, costumbres y desiguales formas de ser y hacer la vida. La creatividad brinda luz para desatar la curiosidad y el asombro que se han apagado por el automatismo.

La forma más poderosa para estimular el pensamiento creativo, es ejerciendo la labor en el aula con pasión, entusiasmos y dedicación; para orientar las sesiones de clases a brindar la oportunidad a los estudiantes para que aporten ideas originales, se expresen con soberanía y seguridad, aprovechen el error cognitivo para transformarlo en su aprendizaje, invitándolos a examinar situaciones problemáticas que promuevan analizar soluciones y propiciar mayor motivación.

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