Más allá de una transmisión de saberes

“Un individuo que piensa críticamente tiende a vivir racional, razonable y empáticamente”
Jenifer Willson


La educación basada en competencias busca el desarrollo de habilidades cognitivas que permiten al estudiante generar un pensamiento crítico que se traduce en la capacidad para resolver problemas dentro y fuera del aula. Es un modelo que se adapta a las necesidades de la sociedad actual.


El alumno del siglo XXI requiere desarrollar, además de competencias laborales, aprendizajes que le permitan desempeñarse mejor en su vida social y personal. Desde esta perspectiva, se busca que la educación sea abarcadora y se proyecte mucho más allá de una transmisión de saberes, favoreciendo a la construcción del conocimiento a través de la reflexión y pensamiento crítico. Para ello, es necesario el empleo en el aula de técnicas de aprendizaje apropiadas que favorezcan la construcción de dichos conocimientos.


Hay diversos conceptos sobre el pensamiento. Uno de ellos lo concibe como el “pensamiento intelectualmente disciplinado de conceptualizar, aplicar, analizar, sintetizar y evaluar la información recabada a partir de la observación, experiencia, reflexión, razonamiento o comunicación”. Este tipo de pensamiento es un procedimiento que da valor racional a las creencias y emociones” (Monserrate Creamer, 2011).


El propósito del pensamiento crítico (PC) es generar un juicio reflexivo basado en un núcleo de desarrollo de habilidades: de interpretación, análisis y evaluación, que son descritas del cuarto al sexto nivel en la taxonomía de Bloom e incluye: análisis, síntesis y evaluación. En este sentido, explora más allá del último nivel de Bloom al inferir las consecuencias de las decisiones, argumentarlas mediante la explicación en un proceso de diálogo, así como auto-regular el aprendizaje para obtener una mejora continua en los niveles de desempeño de la competencia.


La didáctica del pensamiento crítico requiere de un aprendizaje activo para la construcción de un buen conocimiento. Para que el alumno aprenda un concepto es necesario primero internalizarlo, para poder después aplicarlo y observar el valor del concepto adquirido. Asimismo, requiere de una evaluación constante de su trabajo, una auto-evaluación como parte integral (Elder et al., 2008: 1).


Para el desarrollo del pensamiento crítico se debe incentivar un espíritu examinador, que parta de una exploración de la curiosidad, agudeza mental, un saber dedicado y hambre de adquirir información fiable (Facione, 2011: 10). El reflejo de esta fuerza se traduce en un desarrollo que va fuera del aula, en donde el alumno se destaca por la curiosidad de un gran nivel de asuntos, su inquietud por conseguir una buena información, la seguridad en sus habilidades para razonar, una disposición para adquirir nuevos puntos de vista y honestidad para encarar sus propios prejuicios (López, 2012:7).


Es oportuno agregar que un buen pensador crítico presenta rasgos como : Racionalidad: uso de razón basada en evidencias; autoconciencia: reconocimiento de premisas, prejuicios, sesgos y puntos de vista; honestidad: reconocimiento de impulsos emocionales, motivos egoístas, propósitos tendenciosos, etcétera; mente abierta: evalúa los diversos puntos de vista, acepta nuevas alternativas pero a la luz de la evidencia; disciplina: es preciso, meticuloso, comprensivo y exhaustivo, resiste la manipulación y reclamos irracionales y evita juicios apresurados. (Campos, 2007).


La educación es la base del desarrollo social y económico de un país. Las grandes potencias del Primer Mundo fundamentan gran parte de su desarrollo en el aumento creciente de profesionistas preparados de una manera competente y con interés y capacidad de involucrarse en las cuestiones políticas y sociales que su país demanda. De aquí que el actual universitario busca aprender a través de la combinación de trabajo y estudio, es decir, mediante su experiencia y su conocimiento. Por ello, Willson, (2012) explica que el estímulo de un pensamiento crítico juega un papel crucial en la formación de todo futuro profesional. Un individuo que piensa críticamente tiende a vivir racional, razonable y empáticamente.


La autora es docente de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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