¿Existe el Cuento Perfecto?
En el reconocido grupo literario Cuento Cuentos, leí un comentario ayer que hizo el escritor Stanislaw Peña que me llamó mucho la atención. Él mencionó que Juan Bosch, en una ocasión, dijo que el cuento La enemiga de Virgilio Díaz Grullón era un cuento perfecto. Esa afirmación, viniendo de alguien como Bosch, que dedicó tanto tiempo a escribir y analizar el cuento como género, me hizo reflexionar: ¿de verdad puede existir un cuento perfecto?
En lo personal, pienso que hablar de perfección en literatura es complicado, porque el arte siempre está atravesado por el contexto, el gusto del lector, la época en que se produce y otros factores subjetivos. Sin embargo, también creo que sí es posible que un cuento logre una perfección técnica, al punto de convertirse en un modelo por su estructura, estilo y efecto en el lector.
Para mí, un cuento que aspire a ser considerado “perfecto” debería tener varias características fundamentales. Primero, una estructura clara y bien cerrada, donde haya una introducción que despierte interés, un desarrollo con tensión o conflicto bien construido, y un desenlace que sorprenda o conmueva.
También pienso que debe tener un manejo preciso del lenguaje: nada sobra y nada falta. Cada palabra cumple su función narrativa. Además, el tema debe ser profundo o universal, capaz de conectar con la sensibilidad humana más allá del tiempo o el lugar donde fue escrito.

La enemiga, por ejemplo, logra todo eso en muy pocas páginas. Nos presenta una historia que, aunque breve, tiene un conflicto humano fuerte, personajes creíbles y un ambiente cargado de tensión. El final deja una impresión duradera, casi como un golpe silencioso. Entiendo entonces por qué Juan Bosch lo consideraba perfecto.
Así que, aunque la perfección total quizás no exista en la literatura, sí creo que hay cuentos que, por su calidad, equilibrio y efecto, se acercan muchísimo a esa idea. Y La enemiga es, sin duda, uno de ellos.
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