El Síndrome del trabajador quemado

El “bornout” fue introducido inicialmente como un diagnóstico en 1974 por el psicólogo Herbert Freudenberger y produce síntomas físicos como agotamiento, fatiga, dolores de cabeza frecuentes y trastornos gastrointestinales, insomnio y dificultad para respirar.

Se llega a un punto de total agotamiento. El Síndrome del trabajador quemado afecta a todos los profesionales. Los docentes también sufren de este síndrome. Realizan múltiples tareas que acaban asfixiándolos, incluso al educador más entusiasta. 

Esta profesión tiene cargas laborales inadmisibles que incluyen preparar las clases y exámenes, planificación  de programas y clases, reuniones, falta de apoyo y presiones burocráticas, evaluar, impartir la clase, compilación y análisis de informaciones.

En el caso de la escuela básica y media, además, contactos con padres, madres o tutores, tareas generales, entre muchas otras.

Estudios realizados demuestran que los docentes tienen el doble de riesgos de estar más estresados que otros trabajadores. La mala noticia es que los estudiantes de esos maestros y maestras estresados, suelen tener un peor desempeño académico.

La pandemia de COVID-19, dejó huellas en el aumento del estrés y el síndrome del trabajador quemado.  Debido aque todas las instituciones educativas, cambiaron a un modelo virtual, sin preparar  mínimamente a los educadores, quienes tuvieron que adaptarse rápidamente a usar nuevas tecnologías para seguir haciendo su trabajo. Incluso en algunos lugares un alto número  de docentes abandonaron su trabajo después de la pandemia.

La Organización Mundial de la Salud, declaró en el año 2000, el Síndrome bornout  como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida.

Ya el burnout forma parte de la vida de muchos trabajadores, afectando su bienestar y poniéndolo en modo de supervivencia.  Uno de los problemas del burnout es que no existe una manera exacta de medirlo.

Otra cosa de la que pocos hablan sobre el síndrome del trabajador quemado es el sentimiento de culpa que esto trae. Se habla de niveles: el apasionado pero abrumado, abrumado y cínico, y el nivel cínico y cercano al agotamiento. El último nivel es agotamiento total y colapso. 

Empezar a detectar el posible padecimiento, es estar pendiente de los primeros signos de agotamiento, para evitar el síndrome de burnout. Ser conscientes de sus emociones, del nivel de estrés y mantenerse en constante observación de su salud. Usar estrategias como la atención plena, meditación, llevar un diario o hablar con otras personas para estar al pendiente de cómo está y cómo se siente, para poder pedir ayuda o dar un paso atrás si es necesario. Sobre esto, se advierte que “ser consciente y comprender el estrés, el agotamiento y la salud mental es invaluable para comprenderse a uno mismo.

La autora es maestra y bibliotecaria, docente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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