Alfonsina Storni: voz inquebrantable que desafió el patriarcado a través de sus versos

image-8 Alfonsina Storni: voz inquebrantable que desafió el patriarcado a través de sus versos

Por María Magdalena Hichez

La literatura latinoamericana cuenta con grandes figuras femeninas que, sin lugar a dudas, han dejado una huella inmortal en las letras. Entre ellas, Alfonsina Storni, poeta y escritora quien, a través de sus versos cargados de rebeldía y reflexión, criticó la desfavorable distribución de roles de la sociedad argentina de principios del siglo XX, donde las mujeres eran encasilladas dentro de las labores domésticas.  

Storni emergió con una voz firme, simbolizando la lucha por la igualdad de oportunidades para las mujeres y reflejando la resistencia en poemas como Tú me quieres blanca, Hombre pequeñito, y La loba, los cuales, según Arancibia (2018) evocan la “pretensión social de que el hombre puede vivir su vida como le parezca, el deseo del hombre de mantener a la mujer en un lugar restringido y la autonomía de la mujer que decide alejarse del rol que la sociedad esperaba de ella”.

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Comenzamos esta travesía lírica con un poema que señala, de forma directa, los estándares que la sociedad le impone a las mujeres: Tú me quieres blanca. Cada verso de la composición ataca la figura masculina que goza de libre albedrío y exige una mujer blanca, es decir una mujer casta, sin pasado, sin acceso a una vida divertida:

Tú me quieres alba,

me quieres de espumas,

me quieres de nácar.

Que sea azucena

sobre todas, casta.

(Storni, 1918)

La anáfora “me quieres” se posiciona como un espejo que refleja la supremacía de esos planteamientos machistas que dominan la esencia femenina, así como su manera de vivir. Por su parte, “alba”, “espuma”, “nácar”, “azucena”, son componentes de metáforas que aluden a los parámetros inalcanzables de los que son víctimas las mujeres. 

El yo lírico explora la moral circunstancial, una moral que se orilla hacia el deseo del hombre, su libertad, su ego, todo es sobre él. Mientras coloca a la mujer como un objeto que, obligatoriamente, debe ser inmaculado y adherirse a los pies de su pareja. Sin embargo, ese mismo yo lírico asume la misión de resaltar el respeto que se exige y no se da de vuelta, por lo que la mujer mantiene su lucha y se aferra a su autonomía:

Habla con los pájaros

y lávate al alba.

Y cuando las carnes

te sean tornadas,

y cuando hayas puesto

en ellas el alma

que por las alcobas

se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta. 

(Storni, 1918)

Otro poema en el que Storni aborda temas como independencia y resistencia femenina es Hombre pequeñito. En él, la poeta se vale del lenguaje metafórico e irónico para transmitir el deseo de libertad de todas las mujeres que se ven consumidas por hombres que las oprimen. A través de la lectura del primer verso podemos llegar a pensar que se trata de un poema que evoca sumisión, no obstante, en el segundo se da un giro de noventa grados presentándonos a una mujer confiada, valiente, con deseo de salir de la jaula en la que ha estado:

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.

(Storni, 1919)

“Pequeñito” es un concepto que la poeta emplea a modo de reducción de la autoridad que ejerce el hombre sobre su compañera, específicamente, de ese dominio que la asfixia y no la deja ser ella misma. En cuanto a símbolos, la jaula alude a la restricción que arropa a las mujeres, quienes no son valoradas ni escuchadas, sino que su existencia se limita a satisfacer al hombre, un hombre que no toma en cuenta su sentir, su identidad. Por esto, la voz poética hace florecer el feminismo de la mujer y de esta manera logra traspasar esas barreras que, si bien pueden ser físicas, bien pueden ser mentales e intelectuales:

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más.

(Storni, 1919)

Los poemas anteriores son creaciones en los que Storni plasmó su pensamiento con respecto a la posición que ocupaban las mujeres en la sociedad. Además, incursionó en sus sueños, en su capacidad de ser autosuficientes, así como en su eterna valentía. Si me viera en el dilema de escoger uno de ellos, a ojos cerrados, me quedaría con La loba. ¿Por qué razón?  Sencillo: los versos de dicho poema contienen alegorías que colocan a la poeta como una loba, la cual representa la independencia y la fuerza que tiene una figura femenina que se aferra a su personalidad, ideales, a su capacidad intelectual y laboral; una fuerza que lucha por lo que desea:

Yo soy como la loba. Ando sola y me río
Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
Donde quiera que sea, que yo tengo una mano
Que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

(Storni, 1916)

“Las ovejas” encarnan a las mujeres sumisas quienes le temen al “pastor”, es decir, a su esposo, a ese ser que domina su travesía por el “rebaño” que es la vida. La poeta desafía a la autoridad masculina a través de su espontaneidad y confianza en sí misma, alentando con esto a las “ovejas” a despojarse de las ataduras y convertirse en mujeres valientes que, aun sin oportunidades, se valen por sí mismas y no esperan a que un hombre las socorra. Mujeres que transitan por la vida puestas para la batalla:

La que pueda seguirme que se venga conmigo.
Pero yo estoy de pie, de frente al enemigo,
La vida, y no temo su arrebato fatal
Porque tengo en la mano siempre pronto un puñal.

(Storni, 1916)

Con certeza “la loba” se siente plena siendo libre, permitiéndose ser auténtica y cuidando de su hijo, pues, como toda madre, este es su prioridad, su razón de ser. Los versos de esta estrofa pueden considerarse como autobiográficos, ya que Storni fue madre soltera y al igual que “la loba”, se preocupó por el bienestar de su hijo, luchando contra los prejuicios sociales y las pocas oportunidades laborales, dejando de lado el romance:

El hijo y después yo y después… ¡lo que sea!
Aquello que me llame más pronto a la pelea.
A veces la ilusión de un capullo de amor
Que yo sé malograr antes que se haga flor.

(Storni, 1916)

A modo de cierre, los poemas de Alfonsina abogan por la igualdad y la libertad de las mujeres en un mundo dominado por las estructuras patriarcales, donde la capacidad de las figuras femeninas es ignorada, donde su existencia se reduce a la voluntad del hombre. Alfonsina utiliza cada uno de los versos de las diferentes composiciones (Tú me quieres blanca, Hombre pequeñito, y La loba) para levantar su voz en contra del hombre cínico que demanda pureza, mientras goza de los placeres de la vida; del hombre que se apodera de la libertad de quien es su compañera mas no su propiedad y de ese “pastor” que somete a las “ovejas” a sus órdenes. 

Cada palabra, cada metáfora es una representación de la ideología de una poeta que se abrió camino en una época donde las mujeres no eran consideradas como seres con aptitudes iguales o superiores a los hombres. Alfonsina rompió con las normas sociales de su tiempo y, de esa manera, logró poner en el horizonte a las mujeres escritoras y claro está, también a las poetas.

Referencias bibliográficas

Arancibia Catalina. (2018). 10 poemas esenciales de Alfonsina Storni y sus enseñanzas. Cultura Genial. https://www.culturagenial.com/es/poemas-esenciales-de-alfonsina-storni/

Alfonsina Storni. (2025, 5 de marzo). Wikipedia, La enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Alfonsina_Storni&oldid=165881815

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