Poemas de Marie-Ange Claude

facebook_1758558023232_7375926951075831714 Poemas de Marie-Ange Claude

Marie-Ange Claude, conocida también como Angee Mac, es una poeta haitiana. Miembro del colectivo de escritores Atelier Jeudi Soir (AJS). Cursó estudios superiores en dos facultades de la Universidad Estatal de Haití. En diciembre de 2018, su talento fue reconocido con el prestigioso Premio de Poesía René Philoctète, otorgado a su manuscrito «Kaskad peyi». En 2020, fue nominada al Premio Maurice Koné en el concurso internacional de poesía La Différence. En 2024, resultó tercera laureada en la categoría francófona del concurso de poesía «Los caminos», organizado por la Asociación de Literatura y Poesía de Saboya (ALPS) y la Asociación Encuentro Italia Annecy (ARIA). La voz poética de Marie-Ange es un registro fiel de la poesía que se escribe desde la experiencia misma del poeta. Su poesía es un grito sincero y también un canto de esperanza. Los poemas de nuestra invitada han resonado más allá de las fronteras de Haití, con numerosos poemas publicados en revistas, antologías y otros medios.

Mutilados

Las calles están tristes

tienen la lengua cortada

demasiada sangre inunda lo cotidiano.

Haití mi amor

bajo nuestros paladares duerme un sabor amargo

el olor de la sangre se pega a nuestras narices.

De la mañana a la noche

habitamos la angustia.

Ya no sabemos qué calle tomar 

para huir de la muerte

merodea desnuda por la ciudad

la amargura impresa en nuestro cabello y en nuestras almas

nuestros pasos ya no saben en qué pie bailar.

Será mañana un ruido de balas

humo de caucho, grafitis, sangre 

sobre los muros y las aceras.

En mi garganta, una piedra grande rueda su tristeza.

Mañana alzaremos nuestras voces para decir 

que aquí la muerte debe dejar de circular libremente

que no queremos más cadáveres frescos 

amontonados como ramos de rosas en cada esquina.

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Deseos de otro lugar

Mareas de amargura 

corroen horriblemente mi tierra

fluyen por mis venas

mi cuerpo, océano tumultuoso de insomnio

rebaño de penas errantes 

ya no puede fingir infalibilidad.

Todos esos rumores vagabundos 

en mi ciudad triturada 

hacen tambalear mi corazón 

bajo el asalto de tantas incertidumbres

quisiera que fueran ilusiones efímeras

peces de abril

día de los Inocentes.

Quisiera romper esta amargura 

que corroe horriblemente mi tierra

que mi corazón deje de tambalear 

bajo el asalto de tantas incertidumbres.

Quisiera salir de este cataclismo 

donde mi sombra

convertido en engaño

me asusta.

Sueño con el fin de esta era de terror

donde la lluvia de balas errantes 

perdone nuestras carnes

y la vida, liberada de velas brumosas

cubriría el brillo de su azul.

Quisiera que juntos 

volviéramos a bordar nubes 

de libertad y de luz

para que mi tierra se impregne 

de una nueva floración de estrellas-esperanza.

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Niebla

Cargamos nuestros remordimientos

como guantes de alambre de púas

nuestros recuerdos y los silencios

son brasas que nunca se apagan.

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Esta noche la noche

Lleva mal su furia 

Esta noche la noche 

lleva mal su furia 

y su perfume. 

Esta noche, tan llena de dolor en la carne

la noche no traerá consejo 

ni la luna tampoco. 

La noche lleva mal su furia 

y yo la mía 

ahora el corazón necesita ser repintado 

también la corteza de mi tristeza. 

Las puertas de mis heridas se enfrentan 

para impedir que la soledad entre 

y haga su nido de espuma 

mi carne se hincha de amargura 

y chispas de lágrimas 

me cubren las mejillas. 

Fluye en mí un mar de yeso. 

Esta noche la noche lleva mal su furia 

cruza los flecos de mi desesperanza 

inmensa ante los acantilados de la duda. 

Me duelen los tobillos 

mis talones cargan 

todas las huellas de tus inquietudes 

remolinos de dolor en mis párpados. 

La noche trae desgracia. 

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Laberinto

Dolores 

impares y ásperos 

en mis retinas incendiadas 

todos los caminos de Puerto Príncipe supuran. 

Almas, hilera de lesiones azules 

volcanes de amargura sin tregua 

ganglios grises 

en nuestros rostros de incertidumbre recién nacida 

ruidos de balas que jalonan

nuestros días de ceniza. 

Vivir es un dédalo


húmedo y tibio


aquí el mar es flaco como nuestras manos.

De la Perla de las Antillas

no queda nada


nada más que una ilustre y fútil

perífrasis deshecha


aquí la desesperación ahuyenta


hasta al azar en vaho pútrido

la dicha y la paz son enigmas maliciosos 

que nos enredan en sus alambres de pena. 

Ver algún día resurgir 

sobre este país golpeado y somnoliento 

auroras de esperanza sin espinas. 

Nota: Poema galardonado con el tercer lugar en el concurso de poesía Los caminos, organizado por la Asociación de Literatura y Poesía de Savoie (ALPS) y la Asociación Encuentro Italia Annecy (ARIA).

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Traducción al español: Philippeson Juste

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