Para la Cultura No Hay Presupuesto
Para la Cultura No Hay Presupuesto
En la República Dominicana, pareciera que la cultura es la pariente pobre de todas las agendas. Cuando se trata de gastar en shows mediáticos, fiestas oficiales o campañas políticas, el presupuesto aparece como por arte de magia. Pero cuando hablamos de proyectos comunitarios que siembran futuro y rescatan a nuestros jóvenes de las garras de la delincuencia, la respuesta es siempre la misma: “No tenemos presupuesto”.
Ese ha sido el camino tortuoso de Impacto Cultural Capotillo 42, un proyecto donde niños y jóvenes, en vez de empuñar armas o caer en la esquina equivocada, empuñan lápices para escribir su libro “Antología de Relatos”. Un proyecto que debería ser orgullo nacional y carta de presentación ante el mundo, pero que ha tenido que enfrentar la indiferencia del Estado y la ceguera del sector privado.
Y lo más irónico: mientras se habla con bombos y platillos de intervenciones del gobierno en Capotillo para reducir la delincuencia, cuando tocamos las puertas del sector gubernamental, bancos y empresas públicas, la respuesta se convierte en un acto teatral: se hacen los “caprinos desquiciados”, o en lenguaje llano, los chivos locos. Comienza entonces la danza del mareo, esa burocracia sorda que aplasta la esperanza, hasta que el proyecto, exhausto, se apaga.
¿Y por qué se apaga? Porque —dicen— “no hay presupuesto” para que la literatura infantil y juvenil florezca. Y eso, señores, es una vergüenza nacional.
Pero no todos en el gobierno se esconden tras excusas. En este mar de indiferencia, destaco un faro: el Ministerio de Interior y Policía, encabezado por la ministra Faride Raful. Tocamos esa puerta, y en lugar de excusas encontramos acción. Tal vez Interior y Policía no tenga la palabra “cultura” en su organigrama, pero sí tiene algo que a muchos ministerios y empresas les falta: voluntad.
La ministra Raful escuchó el llamado del presidente Luis Abinader, y lo obedeció no con discursos vacíos, sino con hechos. Y si hay algo que este país necesita es eso: que el “no hay presupuesto” deje de ser una excusa y se convierta en un compromiso.
En República Dominicana sí hay presupuesto, lo que no hay es prioridad. Y mientras la cultura no sea prioridad, seguiremos apagando sueños, uno a uno, en los barrios que más la necesitan.
Y que quede claro: para la cultura sí debe haber presupuesto. No como un favor, sino como una deuda con el futuro.
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